Tetraclinis articulata (Vahl) Mast.
Thuja articulata Vahl, Callitris articulata (Vahl) Link, C. quadrivalvis Vent.
Esp.: Tuya mediterránea, tuya vera. Fra.: Thuya de Berbérie. Ing.: Sandarac, Sandarac gum tree, thuja. Ara.: Araar, ârâar, arhar, arhar berbuch, arhar el ibel, chedjeret el hauia, shjrat el hayat, sendrus, sandarus, sindarus (los 3 últimos por la sandaraca). Tam.: Azuka, almezi, amelzi, amkuk, imijad, irz, irhkri, tazut, tarul, tirarar, tiranrat, tifizza.
Pequeño árbol perennifolio, monoico, de hasta 15 m de altura, de porte muy irregular, pero más o menos ovado-cónico. En los ejemplares jóvenes, la copa es ovada o netamente cónica. Tronco más o menos recto, pero con cierta frecuencia tortuoso, de hasta 1 m de diámetro. Corteza estriada de color pardo-grisáceo, más clara en las ramas y ejemplares jóvenes. Ramas más o menos ascendentes, delgadas. Las ramillas crecen en todas direcciones, aplanadas, dando el aspecto de articuladas. Hojas muy pequeñas (1-8 mm de largas), escuamiformes, de color verde oscuro o verde blancuzco; están dispuestas en una especie de verticilo de 4, formado por 2 pares desiguales -las de un par son más largas que las del otro-; las hojas de las plantas muy jóvenes son aciculares. Los conos masculinos son ovoides o alargados, naciendo solitarios en la terminación de las ramillas. Los femeninos son globosos, solitarios y laterales. Estróbilos subtetragonales (8-15 mm), leñosos, con 4 escamas desiguales a modo de valvas, con el dorso sensiblemente asurcado. Las 4 tienen un apéndice agudo y corto en la mitad superior. Los estróbilos son verdes al principio y están recubiertos de un polvillo céreo blancuzco que pierden al madurar. Semillas pequeñas, con dos grandes alas laterales.
Floración:
otoño-invierno.
Fructificación:
a lo largo del verano del año siguiente, abriéndose las valvas sin desprenderse en otoño, para liberar las semillas.
Hábitat:
Sustratos muy diversos, en terrenos cálidos y secos de carácter semiárido a subhúmedo, desde las llanuras costeras hasta los macizos montañosos del interior, donde llega a los 1800 m. En determinadas regiones este árbol forma extensos bosques más o menos puros. Otras veces aparece mezclado, especialmente con Olea europaea, Pinus halepensis y, en el SO de Marruecos, también con Argania spinosa..
Distribución:
Se trata esencialmente de una especie norteafricana, aunque sobreviven pequeñas poblaciones relictas en Malta y el S de la península ibérica (Sierras de Cartagena y La Unión, Murcia, y posiblemente también en otras áreas de Málaga y Huelva). En el N de África, en Marruecos (casi todo el país a excepción de las llanuras y mesetas orientales, el Atlas Sahariano y demás áreas saharianas) y NO de Argelia (Atlas Telliano). También resulta frecuente en el NE de Túnez. Se ha citado en Cirenaica (NE de Libia) y en el Sahara central, pero no vive en ninguna de estas regiones, al menos actualmente. Sobre su presencia en Cirenaica, Durand y Barratte (1910), indicaron en su Florae libycae prodromus, que las citas del siglo XIX de Della Cella (1817) y Pacho (1825) podrían deberse a confusiones con Cupressus sempervirens, y así lo menciona también Pampanini (1930) en su Prodromo della flora cirenaica. Pero para cualquiera que conozca un poco la flora mediterránea son especies difíciles de confundir pues ni hojas ni frutos se parecen demasiado. Su antigua presencia en el área también podrían confirmarse por la mención expresa que de T. articulata hace Teofrasto (c 300 AC) en su Historia Plantarum Vol. V, al decir que los mejores ejemplares … se hallan en torno al templo de Hammon, pero también crecen en el interior de la Cirenaica.
Observaciones:
Es una especie muy primitiva cuyos ancestros se remontan a principios del Terciario, como T. brachyodon (Brongniart) Mai & Walther y T. salicornioides (Unger) Kvacek, ampliamente distribuidos por lo que hoy es Europa y N de África. Sin embargo, a pesar de esta amplia distribución del género durante el Terciario, las duras condiciones climáticas del Cuaternario casi acabaron con estas especies. En el N de África, por sus condiciones climáticas más favorables, evolucionó a partir de sus ancestros terciarios T. articulata, formando grandes bosques. Mientras, en el S de Europa, ya en tiempos protohistóricos e históricos, esta última especie superviviente fue casi eliminada por completo por el hombre.
Este pequeño árbol de crecimiento lento puede vivir casi 500 años y alcanzar portes considerables. Además de su gran interés científico y biogeográfico, los bosques de esta especie desempeñan un papel trascendental para la fijación de suelos en las regiones semiáridas, tan amenazadas actualmente por la erosión.
La tuya mediterránea es una curiosa conífera por su particularidad de rebrotar una y otra vez de la cepa cuando la parte aérea es talada; esto unido a la rápida cicatrización de sus heridas le permite sobrevivir a la explotación humana mejor que otros bosques de gimnospermas. Esta es la clave del éxito de esta primitiva especie para seguir formando grandes bosques en la actualidad. No obstante, como todo bosque, si la explotación es demasiado intensa y continua, los tuyares acaban desapareciendo.
Los bosques norteafricanos, en general, son formaciones forestales heliófilas, a veces muy extensas (miles de hectáreas), pero cada vez menos densas, debido principalmente a los incendios reiterados, el sobrepastoreo, el arranque de sus cepas (por el valor de su madera, la lupia) y la continua erosión de suelos y consiguiente desertización. Otros usos de la madera, bastante destructivos, consisten en la extracción y quema de raíces, troncos y ramas, en artesanales hornos sobre el suelo para obtener una especie de pez similar a la miera de enebros y sabinas. Su nombre europeo más extendido es tar y desde Marruecos a Túnez se conoce como qetran, qatran, gatran o gatran el ghalid. Con datos de Julin (2008) Charco (2017) ha calculado que en una sola localidad marroquí se obtienen unos 45.500 l/año para lo que hay que quemar unos 303.000 kg/año de raíces, troncos y ramas principalmente de sabinas, enebros y tuyas.
La superficie climácica de la tuya en el N de África es de unas 4.000.000 ha, según el dato de Emberger (1939) para Marruecos, cifra que Boudy unos 10 años después rebaja a 2.500.000 ha. En cualquier caso podrían ser en torno a 3.000.000 ha, de las que quedan actualmente sólo unas 670.000 ha. El país con mayor superficie ocupada ahora es Marruecos donde el área climácica se estimó por los autores citados entre 3.700.000 y 1.860.000 ha de las que se mantienen 566.000 ha (Haut Commissariat aux Eaux et Forêts et à la Lutte Contre la Désertification, 2016). Es decir, se ha perdido más de 1.000.000 ha de un árbol bien adaptado a las agresiones humanas, que rebrota con facilidad y cicatriza pronto ante incendios y mutilaciones y que, además, vive en terrenos poco aptos para la agricultura, lo que da una idea de la magnitud de la intensa y continua destrucción forestal del país. En otros lugares la situación no es mucho mejor. En Argelia el área climácica ha sido estimada en 521.000 ha, de las que solo se conservan unas 72.300 ha según el informe nacional del Institut National de Recherche Forestière para la FAO (2012). En Túnez en cambio el área natural de la tuya (unas 25.000 ha) se ha reducido poco, incluso parece haber aumentado sensiblemente: 30.438 ha según su Direction Générale des Forêts.
Estado de conservación:
En la Lista Roja de Especies de la UICN está catalogada como Preocupación Menor (LC) a nivel global (Sánchez Gómez et al., 2011). Sin embargo, debido a que presenta una fuerte regresión de sus poblaciones en Marruecos, si se evaluara a nivel regional y/o nacional probablemente presentaría una categoría de amenaza. En Argelia está incluida en su Lista de especies de flora no cultivada protegida (Decreto ejecutivo 12-03 de 4-enero-2012).